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MÉTODO SAAVEDRA
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¿Cómo nació el método Saavedra?

A principios de este siglo, hace ahora

unos veinte años empezó a conocerse una

extraña enfermedad que dejaba a las personas

sin energía y vitalidad, y los médicos desconocían

por completo la causa de ello; también por esa

época empezó a hablarse de otra alteración de

la salud que podía cursar con fatiga crónica, o no,

pero que en cualquier caso cursaba con dolor

miofacial generalizado, a veces bastante

invalidante, y para el que los médicos tampoco

encontraban explicación.

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Se empezaba a hablar por ese entonces del Síndrome de Fatiga Crónica y de la Fibromialgia. Apenas existía investigación sobre estas patologías emergentes y de las que, en ciertos círculos médicos, comenzaba a comentarse algo. Yo, por razones personales, me interesé profundamente en el tema, comencé a investigar y a desarrollar un conocimiento extenso y profundo así como a acumular experiencia sobre la materia. Al igual que en el caso del autismo, estas patologías eran consideradas crónicas e incurables. En internet se crearon foros en los que participaban afectados de todo el mundo, y efectivamente apenas existían testimonios de personas recuperadas. Sin embargo, y tal y como atestiguan algunos videotestimonios publicados en mi canal de youtube, aplicando la metodología que había desarrollado en base a mis investigaciones, yo había conseguido recuperar a numerosos afectados de elevado grado de severidad.  Se buscaba la causa única que conducía a aquella situación, pero en mi investigación, tras hablar, estudiar y contrastar de forma exhaustiva y meticulosa los casos de muchas personas con estos padecimientos, no solo en lo concerniente a sus síntomas presentes, sino especialmente el proceso que habían seguido hasta llegar a aquél punto, comprendí con absoluta claridad que no existía una causa única, sino que existían muchas causas que convergían en el tiempo (cronopatología) de forma simultánea o secuencial, causas que había que ir desvelando del mismo modo que un arqueólogo va descubriendo un yacimiento enterrado bajo tierra por siglos, capa a capa. Una vez desvelados todos los

elementos establecía una  línea maestra de interconexiones que conducía

todo el proceso hasta llegar a aquel punto crítico en que ya se manifestaba

el conjunto de síntomas que se englobaba dentro de un síndrome por ser

imposible atribuirlos a una sola patología. 

Y aquí aparece el concepto de carga alostática, pues la carga excesiva

sobre los sistemas adaptativos del cuerpo humano son acumulativos,

esto se puede observar a lo largo del envejecimiento, en el estrés crónico

y o en el desarrollo de las enfermedades crónicas. Todo lo que ocurre en

nuestras vidas deja una huella. Y al final la suma de las tensiones en

combinación con nuestra constitución (puntos débiles - puntos fuertes o

factores de predisposición genética) acaba rompiendo el sistema por sus

puntos más sobrecargados, o por sus puntos más débiles. 

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          El Síndrome de Fatiga Crónica y el Síndrome Fibromiálgico son enfermedades multietiológicas, altamente

          complejas y consideradas crónicas e incurables, igual que ocurre con el TEA. Entre estas entidades tan

          aparentemente distintas existen grandes similitudes y denominadores comunes. 

 

Ya, tras años de recorrido, reparé en que la mayor parte de la investigación que había utilizado para el estudio de estas patologías se fundamentaba en estudios existentes sobre el autismo, y pensé en aplicar mi metodología a este trastorno, dados los éxitos que había obtenido en el abordaje del SFC y la FM. 

Pero claro, hay grandes diferencias entre los adultos y los niños:

- Porque hay que entender que un niño no es un adulto pequeñito, sino que es un ser en desarrollo especialmente frágil e inmaduro en todos sus aspectos, y por todo ello especialmente vulnerable. 

- Esa vulnerabilidad implica que los daños recibidos van a tender a acumularse en su crecimiento y desarrollo. 

- Al tener una historia cronológica corta, los factores que intervenían en el desarrollo de la enfermedad tendrían que estar más visibles, más observables a nivel de superficie.

- Que el concepto de alostasis habría que aplicarlo sobre los criterios de desarrollo y no tanto en presente, y considerar más el concepto de  fragilidad y predisposición.  

Por todo esto, el encuadre de mi metodología debía ser adaptado a la biología de un niño y esto suponía un nuevo reto que afronté con mucho entusiasmo y esperanzas.

Quiso la providencia que el primer niño que atendí con TEA (Victor H.), que en

el momento de asistir a la consulta contaba con seis años de edad,

después de haber pasado por los distintos protocolos existentes sin haber obtenido

prácticamente resultados, en un periodo de menos de un año, aplicando mi

metodología, se recuperara completamente del cuadro de autismo profundo del que

partía. De hecho, años después de recibir el alta, lo último que supe de él, es que era miembro destacado del equipo de ajedrez de su instituto. 

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Esta extraordinaria experiencia marcó un antes y un después en mi vida, y en la de muchos

niños y familias posteriormente.

Esta experiencia, realmente, fue tan alentadora y profunda que motivó que hasta la fecha de hoy no haya parado de estudiar,  investigar, reflexionar y de buscar nuevos y mejores recursos para ayudar a los niños con TEA, de tal forma que en ese constante proceso he ido desarrollando una metodología propia que se fundamenta en el profundo estudio individual de cada niño y en la experiencia y resultados que he ido cosechando, resultados que validan mi metodología.

Tengo que decir que los diez primeros años fueron muy duros, luchando contracorriente y completamente en solitario. 

Idea general del método
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Realmente mi método no rechaza el conocimiento que los protocolos existentes aportan, muy al contrario los valoro enormemente como sistemas que están comprometidos en apoyar la lucha contra el autismo y ayudar a estos niños, y por tanto son en si mismos grandes proyectos de los que he aprendido mucho y por los cuales siento un enorme respeto (con alguna excepción).

 

Sin embargo, sobre mi experiencia de base, al estudiar estas metodologías observé vacíos importantes que debían ser completados para poder crear realmente un sistema altamente eficiente, de la misma manera que ya lo había hecho con anterioridad en el Síndrome de Fatiga Crónica (SFC)  y en el Síndrome Fibromiálgico. En concreto habían tres carencias estructurales metodológicas que había que incorporar o modificar en su caso:

             Al estudiar estas metodologías observé vacíos importantes que debían ser completados para poder crear  realmente un sistema altamente eficiente

1. Principio de individualización: el carácter protocolario con el que estas metodologías se aplican, impide llegar en todos los casos a los factores diferenciales y particulares de cada niño, y por la misma razón tampoco llegan muchas veces a los factores esenciales en el problema particular de cada afectado; de hecho esto explica en parte el por qué los protocolos funcionan para unos niños y sin embargo no para otros. Los protocolos no se adaptan a los niños, sino que al ser planteamientos generalizados y cerrados, es el niño el que se tiene que adaptar al protocolo, y esto es como pretender que todas las personas utilizaran una misma talla de ropa.

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¿Y por qué, si esto es tan fácil de ver y comprender, y sabiendo que en el autismo cada niño es distinto, se acepta que todos sean tratados "protocolariamente"?

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Los protocolos por lo general son sesgados y rígidos y no contemplan todas 

  las posibilidades existentes dentro de la medicina biológica. El niño Autista

  tiene derecho a ser tratado según su particular individualidad bioquímica, DE

  FORMA NO PROTOCOLARIZADA, mediante un estudio personalizado y un

  programa de salud ajustado a sus tiempos y necesidades individuales.

2. Principio de visión integral: los protocolos existentes abordaban al autismo

desde una perspectiva muy cerrada sobre el propio autismo y no atienden al niño

en su salud integral. Y fue este últimouno de mis mayores y más importantes

descubrimientos y aportaciones, y es quenormalmente hay muchos factores de

salud en los niños, factores de salud básicaa nivel de órganos y sistemas, que no

son atendidos, (ya que no se relacionan a priori con trastornos neurocognitivos

autistas) y que, sin embargo, son fundamentales para poder avanzar con éxito en

la evolución de estos pequeños.

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Es decir, yo en mi experiencia diaria podía observar a niños que venían con grandes y complejos estudios de ácidos orgánicos, los típicos estudios de metales en cabello, o caros estudios de polimorfismos genéticos, pero nadie se había parado a observar que a ese niño no le funcionaban bien los riñones, o que tenía una tiroides que apenas funcionaba, o que tenía el eje hipotálamo-hipofisiario-corticosuprarrenal con una eficiencia similar a la de un anciano de 90 años, o incluso que el niño sufría una inflamación cerebral crónica.   

Se trata aquí de tener una visión elevada y general, a la vez que completa e integral del estado del niño, sin desdeñar ninguna alteración inicial por nimia que aparentemente sea, porque a la hora de ver el conjunto e interconectar y relacionar en un sistema único, ese elemento aislado puede cobrar una importancia relevante. 

3. Principio de interconexión e integración de planos:

un factor clave a introducir, era la necesidad de establecer

en modo sistemático un vínculo entre los distintos planos o

niveles en los que se encontraban las alteraciones o

disfunciones, de este modo podíamos encontrar afectaciones

a nivel del metabolismo celular, a nivel bioquímico, genético,

a un nivel celular, funcional, o a un nivel fisiopatológico.

Cada uno de estos niveles representa un plano, un momento

evolutivo en la enfermedad y tiene un nivel de impacto y

proyección, pero se miran por separado los unos de otros,

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y hay que conectarlos para poder así armar el mapa topográfico completo del caso particular de cada niño, y poder en base al conocimiento de este mapa, desarrollar una estrategia específica al caso del niño que se estudia.

 

Voy a ilustrar este punto con un ejemplo:

J. H. A. viene a consulta con una serie de estudios ya realizados por distintos especialistas donde cada uno de ellos aplicó criterios protocolarios sesgados, por decirlo de alguna manera, cada uno miró solo lo suyo pero ninguno llegó a unificar en un solo modelo el conjunto de deficiencias que se iban detectando.  Así se observó polimorfismos que afectan a la metilación, sin embargo comprobé que en el plano fisiológico estos polimorfismos no tenían ningún impacto y que dicho dato solo nos estaba indicando una tendencia, pero sin embargo, la mayor parte de las veces observo que no se establece esta relación, sino que ya directamente se da por hecho que el polimorfismo tiene un impacto o repercusión directa sobre el estado fisiológico del niño y se sigue un procedimiento para tratar la metilación (en este caso) cuando realmente no es necesario. En segundo lugar se observa un amonio elevado (un residuo muy tóxico del metabolismo de las proteínas y que es eliminado por el hígado) sin otro parámetro hepático destacable, los indicadores metabólicos mitocondriales correctos y sin embargo una histamina alta. En tercer lugar y paralelamente, a nivel genético encontramos un polimorfismo que nos advierte de una baja actividad de la MAO, (una enzima muy importante que degrada ciertas aminas, entre ellas la histamina), y es aquí donde empiezo a hacer conexiones, pues cabe pensar que este último polimorfismo sí que está teniendo una repercusión  fisiológica y que el hígado al tener que eliminar el aumento de histamina producido por la baja eficiencia de la MAO no consigue eliminar eficientemente al amonio (habiendo quedado descartada la posible disfunción mitocondrial). Por último en este niño se encuentran una candidiasis intestinal, y una alta actividad de los eosinófilos, lo cual me llevó a entender que posiblemente también había una influencia inmunológica en toda esta ecuación, conectando a la candidiasis con la histamina. Finalmente se encuentra un funcionamiento tiroideo subóptimo, y por consiguiente ya sabemos que hay un funcionamiento metabólico bajo (a parte de un neurodesarrollo lento o deficitario) lo cual redundaba en la baja actividad hepática. Así, vista y conectada toda la información, ya podemos comprender el estado del niño en su conjunto de una forma totalmente coherente y desarrollar una estrategia unificada y no tratar elementos por separado.

De este modo, en este caso, hemos sincronizado distintos planos de nuestra biología:

GENÉTICO - TOXICOLÓGICOMETABÓLICO - ENDOCRINO - INFECCIOSO 
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Y es entendiendo el esquema de interconexiones entre los distintos planos la manera en que vamos a poder comprender lo que realmente está ocurriendo, y por lo tanto, y en base a eso decidir una línea de actuación correcta y eficiente, estructurada y precisa. 

Por tanto el tercer punto que había que integrar en el modelo o sistema de abordaje del autismo era el de la integración de planos, ya que cada método se centra muy tendenciosamente sobre los ejes particulares que valoraba, sin contemplar e interconectar los diferentes estratos biológicos. 

 

      En general pienso que la pediatría es la especialidad más clínica que existe, porque tiene que atender a pequeñas personas que apenas saben expresar lo que les ocurre, pero en el caso del autismo es todavía más difícil, porque el niño autista muchas veces no es capaz ni siquiera de sentir el dolor, o de expresarlo de una forma adecuada. Razón por la cual el estudio pormenorizado y profundo se hace más justificado y necesario, ya que los niños con TEA pueden tener trastornos de la salud sobre los cuales no expresan una síntomatología típica asociada a dicho problema, o simplemente los síntomas se mezclan con un cuadro más complejo y se le atribuyen al propio autismo, como si el hecho de ser autista los excluyera de padecer otros posibles problemas de salud.

Y sin embargo, se tiende muchas veces a seguir rudimentarios protocolos y conceptos terapéuticos más propios del enfoque o filosofía de la medicina farmacológica que de la propia medicina natural, donde se contempla a la enfermedad y no al enfermo, donde se aplican tratamientos protocolarios y estandarizados sin valorar la individualidad, particularidades, fisiopatología, constitución y cronopatología específica de cada niño.

La medicina biológica trata al enfermo y no a enfermedades, este es, o debería ser,uno de sus pincipios fundamentales

Consecuentemente, el niño autista necesita más que nadie un enfoque de gran esfuerzo por parte de padres, educadores y especialmente de los especialistas en el ámbito de la medicina natural y biológica que los atienden.

Mi método se fundamenta en este principio básico de individualidad, abordando el trastorno con técnicas naturopáticas de vanguardia (exclusivamente naturales), y haciendo un estudio exhaustivo previo de la salud integral del niño con TEA. De esta manera dos niños distintos que han recibido un mismo diagnóstico de Autismo, realizarán programas totalmente diferentes ya que en cada uno de ellos pueden concurrir alteraciones y circunstancias completamente diferentes, como de hecho ocurre.

Individualizando se pueden abordar trastornos tan complejos como el Autismo y los Trastornos del Desarrollo con más altas probabilidades de recuperar la salud en su más amplio sentido, y especialmente en su particular expresión en el autismo a través de lo cognitivo, neurológico, psicológico y social.

También hay que decir que en los protocolos de medicina biológica aplicados al Autismo se han centrado mucho y de forma especial en la quelación de metales pesados, o en la utilización de sustancias antibióticas poco estudiadas con fines antiparasitarios (protocolo del MMS), olvidando los aspectos fundamentales más profundos y amplios que conforman la salud y condición de autismo de los niños, y es por esta razón por la que muchos niños no avanzan con estos tratamientos, o simplemente no avanzan todo lo que podrían dar de si.

Los metales pesados son solamente una pequeña

fracción de los tóxicos medioambientales actuales,

hay que tener en cuenta que en solo unas pocas

décadas sehan producido unas 100.000 nuevas

sustancias químicas (xenobióticos), cada año

se producen unas 5.000 nuevas sustancias

(Agencia Europea Medioambiental), sustancias

que no existían hasta ahora en la naturaleza

y de las que una gran parte de ellas son

directamente tóxicas,por tanto, a estas alturas

hablar solo de metales pesados es quedarse

muy por debajo de las necesidades de la

realidadactual, en lo que a toxicología se refiere.

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Otro ejemplo es el La persistente insistencia en desparasitar de ciertos protocolos, problema este que también conforma solamente una pequeña parte de la problemática que podemos encontrar en el complejo

EJE INTESTINO- MICROBIOTA - CEREBROy en cualquier caso estos tratamientos deben ser contextualizados dentro del marco más amplio de la salud general de cada niño, y no aplicarse a ciegas y sin mayores criterios. 

La etiología del autismo es tan compleja y multifactorial, que requiere de una identificación de todas las debilidades individuales para poder enfocar intervenciones terapéuticas de máxima efectividad, en donde no existan pérdidas de tiempo por aplicar criterios protocolarios ciegos y desenfocados, o desentendidos del complejo y múltiple puzle autista. 

Es preciso observar las debilidades o ejes metabólicos de mayor importancia, las alteraciones genéticas más o menos específicas  e individuales, los factores medioambientales (toxicológicos, infecciosos, etc), el funcionamiento de los sistemas REDOX y sistemas de detoxificación, etc. Todos estos factores deben ser identificados de la forma más inmediata y precisa posible en cada niño.

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ESQUEMA GENERAL DEL MÉTODO SAAVEDRA

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1 Historial de salud y neuro-desarrollo, recopilación de estudios disponibles, propuesta de estudios generales para formar una visión integral del niño. Esta es una fase de investigación.

En primera instancia se hace necesario realizar la historia clínica completa

del niño, valorando su desarrollo prenatal, parto, y las distintas etapas

postnatales, definiendo de forma precisa todos los eventos de salud y

alimentación que el niño tuvo hasta el momento, con especial atención a

los dos primeros años de vida. Es imprescindible también delimitar si se

trata de un autismo regresivo o de un autismo nato, por tanto, debe

describirse el proceso de neurodesarrollo paralelamente a la evolución de

la salud del niño y establecer con claridad este punto, pues el pronóstico

varía mucho de un tipo a otro.

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No se trata de hacer una simple, rutinaria y mecánica recopilación de datos, sino establecer la base de información para la investigación, donde se van relacionando los distintos acontecimientos de la salud con situaciones diversas, como los cambios de alimentación, toma de fármacos, etc. La mayoría de los padres por ejemplo no repara en que su hijo pudo empezar con problemas de piel atópica justo cuando hizo el cambio de leche materna a fórmula de continuación, o que empezó a tener problemas de contacto visual a partir de cierta infección. Se trata de realizar una auténtica labor detectivesca.

En esta etapa también se recopila toda la información médica, informes y estudios previos de que disponga el niño y se solicitan los estudios que se consideren precisos para conocer el estado bionutricional, así como el estado de los sistemas orgánicos. Este estudio lo defino como un análisis multidimensional, pues en él se pueden valorar múltiples planos de la salud del niño. 

Con fundamental prioridad se planteará el estudio de la flora intestinal y el estado de la barrera digestiva así como las posibles hipersensibilidades alimentarias (alergias, intolerancias, inflamación, dificultades digestivas, etc).

Pendiente de estos estudios se orienta hacia una serie de correcciones dietéticas básicas ya que no existe una dieta standar para el autismo, sino que hay muy distintas propuestas, y aunque realmente cada una de ellas cree estar en posesión de la verdad absoluta a este respecto, lo cierto es que hay que establecer el estado y particularidades de cada niño (antes comentadas) para después y con criterio, aplicar un modelo dietético ajustado sus especificidades.   

2  Psiconeuroinmunoendocrinología (PNI). La visión integrativa.

No basta con recopilar los datos, los resultados aislados unos de otros

son como letras o palabras sueltas, no tienen un significado.

En la segunda etapa, lo más importante es establecer las

interconexiones entre los distintos datos obtenidos y la historia

clínica ya recogida. No se me ocurre un ejemplo gráfico más acertado

para definir a esta fase, como aquella imagen que vemos en las

películas de detectives, donde estos pasan horas delante de una

pizarra intentando comprender y conectar las distintas partes de la

escena del crimen.                                                              

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Así de este modo debemos proceder hasta que tengamos una imagen global del problema, y todas y cada una de las piezas encajen, es entonces cuando se puede y debe iniciar el programa de recuperación.

Sobre los estudios realizados y en base al screening biológico que he desarrollado, podemos ahora conocer el estado orgánico de una forma concreta y específica, permitiéndonos esto establecer las interconexiones entre los distintos sistemas, órganos y planos, sus estructuras y funcionalidad

Sistema neuromuscular, cardio-respiratorio, renal, hepático, intestinal, tiroideo, suprarrenal, vascular, pancreático, inmunológico, sistema linfático, sistema nervioso central, estatus inflamatorio, factores toxicológicos,; infecciones por parásitos, hongos, virus o bacterias; nutricional, energético (mitocondrias, ATP, creatina, ciclo de krebs), etc.

La información recogida en esta primera etapa nos permitirá:

                   - Lo más importante es que toda la información recogida, es analizada, y la interrelaciono, creando lo que                       yo llamo el diagrama estructural, ahí es donde establezco las interconexiones entre todos los                                         hallazgos encontrados y creo la visión de conjunto del estado del niño. Este paso es crucial para                                 poder desarrollar posteriormente el programa personalizado. 

                     

                  - Hacernos una idea definida del balance nutricional e inflamatorio y establecer las primeras bases de una                      dieta individualizada. Sin estudios previos, cualquier dieta que se planteé sera una especie de "tirar barro                      a ver si pega". Pues si un niño es alérgico, intolerante, tiene el intestino inflamado, una subdeficiencia                            pancreática, si tiene o no tiene candidiasis, tiene o no una histaminosis, etc. Los criterios dietéticos a                              aplicar van a ser totalmente distintos, aunque puedan tener ciertos criterios de base generales.

                    Con respecto a la dieta hay que decir que es un elemento de base y fundamental, pero solo con la dieta                        no se resuelve una entidad tan compleja como el autismo. Muchos padres piensan que el tratamiento                            del autismo consiste en una dieta, sin más. 

                  Tener una visión del estado general de los principales órganos y sistemas del organismo

                  

                  - Nos va a permitir estructurar un programa personalizado donde se establecen objetivos concretos                              jerarquizados, es decir, se discrimina que disfunciones o problemas tienen un carácter estructuralmente                      prioritario, ya que toda estrategia debe seguir un orden tal, que permita ir ganando terreno sin                                        retroceder. Por ejemplo, normalmente la salud intestinal y la alimentación son los cimientos a partir de                          los cuales todo lo demás puede desarrollarse con mayores garantías de éxito.                     

                 

                  - Tener una noción precisa de cuales son los campos en los que habría que investigar con más                                             profundidad y especializadamente si ello procediera.

                  - Si existe algún trastorno que requiera atención médica general o especializada. 

             

                  - Definimos qué disfunciones de la observadas tienen un mayor impacto en el neurodesarrollo, o en                                cualquier caso, que nivel de impacto presenta sobre el estado de salud general del niño. 

Una vez recopilada, ordenada y conexionada toda la información,

el programa se establece ordenadamente para ir consiguiendo

los objetivos que hayamos fijado según el estudio y diagrama

estructural que hemos hecho previamente. De este modo iremos

resolviendo etapa a etapa las distintas alteraciones detectadas

(disfunciones subclínicas orgánicas, disrrupciones bioquímicas,

alteraciones de los distintos sistemas, intoxicaciones diversas, etc.). 

Normalmente las alteraciones más prioritarias son aquellas que

afectan al plano digestivo-microbiota y aquellas que afectan al sistema

inmunológico (deficiencias inmunológicas, infecciones crónicas como

adenovirus y otros) y que por la estrecha relación que existe entre inmunidad y sistema digestivo, las encontramos solapadas.

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Si estas cuestiones no se resuelven en primer término es imposible avanzar en los aspectos del neurodesarrollo, es como pretender construir sin cimientos, o empezar la casa por el tejado, pues en un entorno biológico en el que falla la nutrición y en el que existe inflamación, el cerebro no puede desarrollarse correctamente. 

Se trata de darle una solidez integral a la salud del niño, con especial hincapié en aquellos aspectos, directos e indirectos, que más afecten al desarrollo biológico y funcional del Sistema Nervioso Central. 

El programa se establece por ciclos de tratamiento que normalmente y dependiendo de los objetivos fijados, duran entre dos y tres meses. Tras cada periodo se realizan las consultas de revisión para evaluar la efectividad del ciclo en curso y valorar la evolución que el niño ha tenido con el mismo. En estas visitas se pueden plantear nuevos estudios y redireccionan o reajustan los objetivos según sea necesario.

Todos los productos que se utilizan son naturales, tal como homeopatía, terapia ortomolecular, fitoterapia, etc. Todos los productos con los que trabajo son de la máxima calidad, esto lo he conseguido después de más de 14 años probando la efectividad y calidad de las distintas marcas para cada uno de los suplementos nutricionales utilizados. 

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A lo largo de estas distintas fases de los tratamientos naturales, se irán proponiendo terapias complementarias de apoyo para ir mejorando la psicomotricidad, la integración sensorial, técnicas y pautas psicopedagógicas para ir mejorando la autonomía y el lenguaje, etc. Esto se hace de acuerdo y coordinadamente con las capacidades y facultades que van recuperándose en  el niño a lo largo de su programa individualizado. 

Estas diferencias en la amplitud y especificidad, hacen que niños que no hayan apenas mejorado siguiendo tratamientos protocolarios sí lo hagan con mi método de trabajo.

Las visitas pueden ser presenciales o por videoconferencia. En este caso la distancia no es impedimento porque no evaluamos LA CONDUCTA, lo que evaluamos es el organismo y su estado, pues la base del problema que tratamos es biológico, y esta información nos la deben suministrar el historial del niño, que nos lo facilitan siempre y en todo caso los padres, y los estudios e informes que se solicitan.

 Neuronutrición, Neuroregeneración, Neurodesarrollo. 

La neuroregeneración la pongo en un tercer lugar del proceso,

porque normalmente hay muchos defectos y problemas que

subsanar previos a atacar esta última etapa. Es una insensatez

ver al organismo como un conjunto de piezas aisladas entre si,

el organismo es un todo interrelacionado y donde cada una de

las células, órganos y sistemas establece relaciones de

mutualidad e interdependencia con los otros. El cerebro en este

sentido es uno de los órganos más dependientes del

resto del organismo en casi todos los aspectos.

Especialmente es dependiente inmunológicamente y a nivel de

detoxificación, siendo el hígado el responsable de

salvaguardarlo en esta última labor (por ejemplo).

Por tanto, todo el trabajo previo va dirigido hacia restablecer

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todas las funciones orgánicas de apoyo al cerebro, y resolver todas las situaciones inflamatorias o alteradas que incidan sobre su correcto funcionamiento, para finalmente poder tratar al Sistema Nervioso Central sin elementos disrruptores en cualquier sentido. Ya el organismo en equilibrio funcional, se sostiene por si solo y es capaz de dar adecuado soporte al cerebro. 

Como hemos dicho, con el  organismo en condiciones de funcionalidad y apoyo al cerebro podemos establecer el programa de NEURONUTRICIÓN para favorecer la neurogénesis, la mielinización cerebral, el desarrollo y aumento de interconexiones sinápticas, el correcto balance entre neurotransmisores exitatorios e inhibitorios, para normalizar la actividad inflamatoria de la neuroglia, para aumentar la energía y actividad metabólica celular, mejorar la velocidad de los impulsos nerviosos,  para fortalecer eficientemente la barrera hematoencefálica, para garantizar una buena perfusión sanguínea de todas las áreas cerebrales, para garantizar la capacidad antioxidante y defensiva cerebral, para estabilizar la actividad eléctrica cerebral, para asegurar la correcta producción de energía por parte de las neuronas, mejorar la eliminación de residuos metabólicos cerebrales, etc. 

Hay que decir, que si en la fase inicial, no existieran tantos problemas previos que atender, o los problemas que se van encontrando no presentan directa o indirectamente un alto neuroimpacto, o no impidieran tratar a este aspecto, se puede adelantar esta fase y llevarla paralelamente con el grueso de la anterior.

  • Neurogénesis: la capacidad del cerebro para desarrollar nuevas neuronas                   

  • Plasticidad sináptica: la capacidad de las neuronas para conectarse entre sí, lo cual es importante para la memoria, recursos lingüísticos y el desarrollo de las funciones ejecutivas

  • Mielinización: la capacidad del cerebro para aislar las neuronas, lo que acelera la transmisión neuronal y por tanto, la velocidad de transmisión y procesamiento de la información.

  • Perfusión cerebral: aumento del flujo de sangre al cerebro, que aporta glucosa, oxígeno y otros nutrientes que el cerebro necesita, mejorando así su metabolismo.

  • Niveles y equilibrio de neurotransmisores

  • Nomalización de la barrera hematoencefálica

  • Antioxidantes y capacidad defensiva cerebral frente a tóxicos y estrés del tipo que sea.

  • Detener la inflamación de la glia, que impide por completo cualquier proceso de neurodesarrollo.

En esta etapa suele ser muy importante, si es que no se ha podido implementar hasta ahora, la integración de técnicas de apoyo para que el niño vaya alcanzando neurocognitivamente su edad biológica, ya que por el retroceso que el autismo supone, cuando se recuperan sus capacidades, tienen que empezar a madurarlas, a desarrollarlas desde el punto en que las perdieron, pero ahora con los mecanismos biológicos que las posibilitan funcionando correctamente, van pudiendo completar esta maduración y desarrollo de habilidades de una forma fluida. Para ello muchas veces es preciso estimular la actividad de áreas concretas, como los lóbulos temporales, el hipocampo, el lóbulo prefrontal o el cerebelo, esto a nivel de conseguir mejoras en el lenguaje, capacidades ejecutivas, memoria de trabajo, atención, mejora de coordinación y psicomotricidad fina. Y paralelamente seguir programas de apoyo psicopedagógicos, programas de neurointegración y neuroestimulación.

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